RENOVARSE O MORIR
- unrincondeeducacion
- 12 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Sin duda, si de algo está sirviendo esta crisis producida por COVID-19, es para reflexionar acerca de nuestro Sistema Educativo y toda la comunidad que lo compone.
Nos encontramos en una situación que implica una formación a distancia con nuestro alumnado y que esto nos deja pocas opciones para seguir educando. Una de las cosas que esto implica es vernos sumergidos en el mundo de la tecnología, obviando la brecha digital existente. ¿Qué ocurre con aquellos y aquellas docentes que en el día a día del aula, se niegan rotundamente a confiar en el poder de las Tencnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC)? Las conciben como una amenaza a sus estrategias de aprendizaje usuales cargadas de sabiduría por su experiencia (no las pongo en duda); Se refugian en el desconocimiento de su uso, pero no acceden a una formación. ¿Y ahora? ¿Qué han de decir al respecto?
Otra situación en la que nos estamos viendo inmersos es en el uso de los libros de texto y sus limitaciones. Algo que todos ya sabíamos, de hecho, ya se sabía en el siglo pasado, pero curso tras curso escolar, en muchos centros se continúa mirando hacia otro lado dejando para más adelante, eso de formarse en un aprendizaje globalizado sin un libro que indique y obligue sobre los contenidos (muchas veces elevados), el momento en que se deben enseñar y la manera de abordarlos, presionando y estresando así a los docentes. Ahora, se están escuchando frases del tipo "¿Cómo vamos a continuar si el alumnado no tiene los libros del tercer trimestre? Claro, con las prisas, se los dejaron en clase y no pensábamos que esto se iba a alargar tanto." Qué triste vernos desconcertados y perdidos sin una guía didáctica bajo nuestro brazo. Quizás, si esto realmente ocurre, deberíamos pensar que cualquiera podría hacer nuestro trabajo. Y no, no es así; todos lo sabemos.
A esto hay que añadirle las recomendaciones de los gobiernos autonómicos basadas en el refuerzo de contenidos y no en el avance de los mismos. Este conjunto de hechos, nos obliga a reestructurar nuestra manera de guiar y orientar el proceso de enseñanza y aprendizaje hacia una nueva mirada educativa, donde se seleccionen contenidos que atiendan a la diversidad de nuestro alumnado, proporcionándoles materiales adaptados que faciliten su comprensión de manera autónoma y proponiéndoles actividades que se desarrollen de manera transversalizada en todas las áreas para dotar de un sentido nuestros objetivos y, por supuesto, nuestro esfuerzo.
Así pues, sin duda sí nos está sirviendo esta crisis producida por COVID-19. Nos está sirviendo para valorar un nuevo paradigma educativo donde priorice un aprendizaje significativo y práctico para la vida real utilizando las herramientas que nos facilitan que esto ocurra, aunque no sean del todo sencillas de utilizar. Nadie dijo que ser docente fuera fácil y quien lo dijo, no lo era.
No debemos olvidar cuando todo esto acabe, que quizás volver del todo a la normalidad no es la mejor opción si creemos y sabemos que hay otras manera de hacerlo mejor.

Fotografía Robert Doisneau "La maîtresse d'école."
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